La carne de pato es un tipo de carne roja, muy rica en proteínas, en vitamina B y en minerales como hierro o fósforo.
Las proteínas son indispensables para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, pues toman parte en la creación de anticuerpos. Además, refuerzan la resistencia y la elasticidad del cuerpo y aportan una cantidad considerable de energía, entre otras muchas funciones.
Las vitaminas B cumplen un papel importantísimo en el buen funcionamiento del sistema nervioso, pues son las encargadas de llevar oxígeno a las células. También son las encargadas de reducir el estrés y el cansancio.
Por otro lado, los alimentos ricos en hierro son necesarios para el crecimiento, pero también para la producción de hormonas y de proteínas como la hemoglobina. Por su parte, el fósforo juega un papel fundamental en la formación de dientes y huesos, así como en la producción de las moléculas que almacenan energía.
Además, al ser una carne de ave, el pato es bajo en grasas, especialmente si lo cocinas sin piel. Despojada de la piel es una carne magra: este tipo de carnes son bajas en grasas saturadas y en colesterol.